Vamos cumpliendo semanas y el objetivo del maratón cada día está más cerca. El calendario de maratones ha dado el pistoletazo de salida con Sevilla, dentro unas semanas le tocara el turno a Barcelona y Valencia todavía, resuena en nuestras cabezas. Pero las emociones por lo que esta por llegar, aumentan por días. El maratón ha pasado de ser una idea y un objetivo con el convivir, a una parte de mi día a día y de mi vida cotidiana.
Es
verdad eso que dicen sobre que el maratón no empieza en la línea de salida,
como me estoy dando cuenta, esto empieza muchos meses antes, con una
preparación que se debe encajar con trabajos de 8 horas en el mejor de los
casos, familia y demás obligaciones cotidianas. Pero el día solo tiene 24 horas
y hay que sacar el tiempo de donde se pueda, en el mejor de los casos del sueño
(sabiendo que no es lo más recomendable) y en el peor de los casos de la
familia (esto siempre duele más). Dejando a un lado las pocas cosas negativas
que puedo sacar hasta el momento, mi conclusión en estos meses es de ilusión
infinita, satisfacción, emoción y disfrute. Jamás hasta ahora me había
propuesto un reto deportivo de este calibre y lo estoy disfrutando como nunca.
A veces me meto
tanto en la preparación, que soy capaz de vivirla como si fuera un autentico
profesional, viviendo entre kilómetros, ritmos de carreras, hidratación,
estiramientos, geles, acondicionamiento físico y demás términos que conforman
el día a día de un corredor.
Mi primer asalto a la distancia de los 42, 195 km, tendrá como escenario Madrid, mi ciudad. En una prueba clásica a nivel nacional como es el MAPOMA, hoy llamado EDP Rock and Roll Madrid Maratón. La idea es poder disfrutar ese día sin agobiarme con el tiempo final, esperando que la preparación haya sido la correcta y deseando que las lesiones me respeten para ese día, como hasta ahora. Aun así, mi entrenamiento está encaminado a terminar la maratón en 3h30m. Pero como ya he dicho, es mi primera vez y no sé cómo responderá mi cuerpo en una distancia tan larga, por eso la idea final es disfrutar de correr el maratón y si para ello tengo que comprometer el tiempo final, así lo hare. Siempre a expensas de lo que me depare el famoso muro y el perfil final del maratón de Madrid, donde alrededor del km 30 hasta el final, el recorrido empieza a ponerse cuesta arriba.
El muro se merece
un apartado aparte. Sinceramente no le tengo miedo, pero si mucho respeto. Le
tengo tanto respeto, que creó que una de las razones de correr el maratón es el
de saber si seré capaz de superar algo donde tantos otros como yo pudieron
hacerle frente para posteriormente superarlo y llegar hasta el final, pero
también hubo otros pocos que no lo consiguieron. Al final esa es la esencia de
correr y de la vida, enfrentarte a tus miedos con todo lo que uno tiene en
lugar de huir de ellos, para luego poder gritar con todo el corazón que lo
hicisteis o por lo menos lo intentasteis y no te escondiste en una excusa para
evitar intentarlo.
Estas
están siendo mis sensaciones ante lo que se me viene encima, la única
preocupación que tengo es que la preparación se pueda fastidiar por alguna
lesión inoportuna. Porque el estado anímico lo tengo controlado y trabajado
gracias al incondicional y constante apoyo de mi mujer y mis dos hijos que me están
brindando durante toda la preparación (santa paciencia la que tienen) y a la
idea de que ese día tampoco estaré solo, porque correré con José, mi hermano
mayor (en está ocasión faltara el tercer miembro del Portillo Runners Team,
Rafa). Para él también será su primera maratón, y es una suerte que podamos
contar el uno con el otro para cuando la cosa se empiece a poner fea. Porque se
pondrá.
Nos
vemos en el próximo kilometro!
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Otros enlaces de interés:
- Maratón de Nueva York
- Consejos para afrontar un maratón
- Historias y sueños de un maratón
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